"El mundo se muere. O quizá ya esté muerto, pero aún lo habitan sobrevivientes que pactan cómo morir de hambre, que defienden sus austeras posesiones, que rezan por los caminos y que abandonan a sus hijos, a veces para que tengan una vida mejor, a veces sencillamente por agotamiento. Ariadna Castellarnau conoce tan bien a estos seres desesperados que puede trazarlos con apenas latigazos de su pros...