Caracas fuerza los limites: se ama y se odia sin tramites, y en ese trance sus habitantes aman y odian su propio reflejo, aun sin saberlo. La ciudad es lo que es su ciudadania y cada una porta a su tiempo la impronta de la otra. Frente a la diaspora venezolana que huye de "e;este pais"e; denigrando de el como de un accidente ajeno, y que tiene en Caracas la vitrina de todos sus angeles y d...